domingo, 3 de julio de 2011

PÁGINA 203

Cuento premiado de Silvia Pavía en el:

"Concurso Internacional Latin Heritage Foundation de Cuento Breve"


¡¡¡Felicitaciones!!!!





PÁGINA 203

por Silvia Ana Pavía

La Biblioteca estaba casi vacía. Desde que vendían apuntes y resúmenes ya casi nadie consultaba libros. Sólo ella, que iba siempre hasta la médula de todas las cosas, consultaba libros. Los libros que recomendaba el profesor.

Se sentó al fondo, para que nadie la molestase ni la viera, si fuera posible. Hojeó el libro de Economía que había pedido y consultó el índice, en busca del tema. Página 203. Había una hoja doblada, escrita. Pensó en tirarla, pero después se dio cuenta de que podía servirle de señalador, si decidía consultar otra cosa. Se concentró en la lectura, en medio del apacible silencio. Quería sacar un sobresaliente. Para que no dijeran que los del centro de Estudiantes sólo hacían política. Por lo menos, en su caso, eso no era cierto. Se apasionó en la lectura, como siempre. Su mente, hambrienta de ideas y de conocimiento, devoraba las líneas, como un niño de Biafra devoraría un bife de lomo.

Pasó la hoja, ansiosamente, y el papel voló bajo la mesa. Después de pensarlo brevemente, sin dejar de leer, se agachó y lo recogió, sin despegar los ojos del libro. Pasó otra hoja y, al acomodar el papel, se desdobló y se abrió. Las letras le golpearon los ojos. Era una letra conocida, demasiado conocida.

“Querida Susi:

Estarás enojada con el plantazo, pero creeme que no tiene nada que ver con vos. Es que me siguen, no puedo explicarte más. Sé que te costó entender, pero confío en que encuentres esta carta, en la página 203 como te lo indiqué por teléfono.

Te quiero, te quiero como nunca quise a nadie, pero no me busques más. ¡Por tu propia seguridad te lo pido! Te lo pido de rodillas. Cuando sea el momento oportuno, yo te voy a buscar, si es que sigo vivo.

M.P.”

Viviana achicó los ojos, mientras sus mejillas enrojecían de furia. Abolló el papel, lo trituró en pedacitos y lo arrojó al cesto. Después se levantó y se alejó de la Biblioteca, con los labios apretados y envarada, como acometida de un dolor tan súbito como insoportable.


Estaban todos reunidos en su refugio, que ya no era seguro. Sabían que la casa estaba marcada y habían quemado todos los folletos y los libros. Las armas las habían escondido en otro lado.

En realidad, no estaban todos. Faltaba Mario, que hacía varios días que nadie veía. Viviana apenas escuchaba los nuevos planes que habían ideado los superiores. Clavaba los ojos en la puerta, con una mezcla de rabia y desesperación. Al fin apareció.

-Perdón por la tardanza. -Mario estaba muy nervioso -Quería asegurarme que nadie me viera entrar aquí. – dijo, a modo de explicación.

Terminó la reunión y fueron saliendo con intervalos de diez a quince minutos, después de estudiar la calle desierta a esa hora de la noche. Al fin quedaron los dos solos, Mario y Viviana. Ella se abalanzó sobre él.

-¡Grandísimo hijo de puta! – siseaba, de la furia contenida - ¿Qué estás pensando hacer, traidor de mierda?

-Tranquilizate -dijo él, inmovilizándole los brazos que temblaban de la fuerza que hacían para liberarse –Te lo quería decir hace mucho, pero no me querías escuchar. Esa carta no era para Susana, era para vos. Sabía que pedirías ese libro.

-¡Desgraciado de mierda! ¿Es verdad que la querés a ella? ¿Cómo podés? ¡Ella no es más que una de esas oligarcas despreciables!

El bajó la vista y aflojó la férrea presión de sus manos, excepcionalmente fuertes. La guitarra había potenciado la fuerza de sus dedos, transformándolos en acero flexible. Su expresión golpeó a Viviana en lo más hondo. La impotencia la desarmó. Nada se podía hacer contra eso. Las lágrimas asomaron en sus ojos castaños.

-¡Por Dios, no llores! Prefiero verte furiosa. Yo… estoy muy confundido, Vivi – dijo él, derrumbándose en una silla y tapándose los ojos.

-¡Confundido! El señor está confundido! – parodió Viviana -¡Qué lástima me da! ¿Y yo? ¿Qué soy?

-Creeme que también te quiero. Vos sos la compañera ideal. Valiente, fuerte, segura. Ella, Susi… es el sueño hecho mujer de cualquier hombre. No sé cómo explicártelo…

-Está claro como el agua – dijo ella con un tono filoso, los ojos ya secos – Yo soy la que corre todos los riesgos, la que comparte tus ideales, la tabla que usás para no hundirte. Ella es la que te lavó el cerebro, con los ojos maquillados de gata, con sus ropas caras y su cuerpo de gimnasio. ¡Te odio! ¡Te desprecio! ¡No quiero volver a verte!

Se levantó obnubilada de desilusión y de rabia. Abrió la puerta de golpe y salió a la calle desierta, sin mirar siquiera.

Mario Puchetti se levantó también y apagó la luz. Antes de salir, abrió una rendija invisible en las persianas que daban a la calle. Vio una sombra que pasaba corriendo, dando la voz de alto. Después, corridas y tiros. Ruidos de vidrios rotos de las luces, destruidas a balazos.

Mario se acuclilló contra la pared, bajo la ventana, y se abrazó las rodillas.

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Fallo del Concurso Internacional Latin Heritage Foundation de Cuento Breve.

Los ganadores del Concurso Internacional de Cuento Breve se relacionan más abajo en orden alfabético. El jurado ha seleccionado 30 obras entre medio millar de cuentos enviados desde los países de América Latina, EE.UU., Canadá, España y demás países de Europa.

1. Agustina María Bazterrica, Argentina

2. Ángel Luis Figueroa Rodríguez, Puerto Rico

3. Angélica María Pardo López, Colombia

4. Arturo Cifuentes Toro, Colombia

5. Cesar Klauer Hidalgo, Perú.

6. Daniel Mauricio Montoya Álvarez, Colombia

7. David Alejandro Cano Narro, México.

8. Eduardo Gregorio Zumelzu, Argentina

9. Elsa Yliana Iruegas Peña, México

10. Flor Marina Yánez Lezama, Venezuela.

11. Francisco Milián León, Puerto Rico

12. Hiram Sánchez Barreto (hijo), Puerto Rico

13. Hugo Armando Gallegos García, México

14. Jesús Antonio Álvarez Flórez, Colombia

15. José Ángel Guzmán Pérez, España.

16. José Miguel Plata Ramírez, Venezuela

17. Julieta Nardone, Argentina.

18. Lynette Mabel Pérez, Puerto Rico.

19. Marcelo Gobbo, Argentina

20. Maria Elena Biccio, Argentina

21. Martha Patricia Villagrán Loya

22. Michelle Roche Rodriguez, Venezuela

23. Mónica María Brasca

24. Nayeli Claudine Magaña Novelo, Mexico.

25. Rafael Rodríguez Calcaño, Venezuela.

26. Raquel Montiel Pérez, EspañaÁGIN

27. Rocío Yunuén Rodríguez Prado, México.

28. Rodrigo J. Gardella, Argentina.

29. Silvia Ana Pavía, Argentina

30. Tere Casas, España


Premio: publicación de las obras galardonas en un libro que estará a la venta pública mundial en Amazon en Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania e Inglaterra (www.amazon.com). Los autores premiados recibirán de manera compartida un 50% de las ganancias netas generadas por la venta del libro. El libro dispondrá de una página para cada uno de los ganadores donde aparecerán los datos del autor. El libro será impreso en papel de pasta blanda, con cubierta laminada a todo color.

1 comentario:

Marta Ortiz dijo...

Felicitaciones, Silvia!!!!!! muy buen cuento, una alegría que comparto, el camino del narrador no es sencillo, pero cada tanto compensa, reconoce, gratifica...