lunes, 31 de agosto de 2009

CARTA


Hola, Oscar.
Haré de cuenta que estás allí presto, rápido a contestarme, a tomar la posta de lo que te llega, siempre eras el primero de enlazarte con las voces de los otros.
¿Qué te puedo decir?, que estoy triste y que estuve revisando algunos e-mails que nos estuvimos enviando, siempre atento, siempre cordial.
Es un vacío enorme de amigo.
Ya, te extraño mucho!
Susana Ballaris

ANGELES


Por Magali Sinopoli

(a un gran compañero, Oscar...)

Un batir de alas invisibles marcan un combate decisivo,

como humanos cualquieras: transitando entre nosotros,

huérfanos del cielo.


Tanta guerra , sangre derramada

tanto grito, tantas lágrimas caídas

de esta agónica tierra condenada

hizo, al fin que los ángeles bajaran


y nos rozan, nos miran por las calles

sin saberlo junto a ellos transitamos.

Algunos llevan la noche en la mirada

otros, luces de Sol Mistificado.


Amados protectores infinitos nos liberan del misero enemigo

cubriendo nuestra espalda entre sus manos


Celestes capitanes entre humanos.


domingo, 30 de agosto de 2009

DOS POEMAS DE EMILY DICKINSON PARA OSCAR




255

Morir -lleva solo un corto tiempo-
dicen que no duele -
es sólo un desmayo -por etapas -´
y luego -queda fuera de la vista -

una cinta más oscura -por un día -
un crespón en el sombrero -
luego un lindo sol llega -
y nos ayuda a olvidar -

la ausente -criatura - mística -
que sólo por amor a nosotros -
se fue a dormir -esa profunda vez -
sin la fatiga.

1017

Morir -sin morir
y vivir -sin la vida
es el más arduo milagro
propuesto por la fe.

(de: Dickinson, Emily, Poemas, trad. Silvina Ocampo, Tusquets, Barcelona 1997)

Y como reza el verso de un bellísimo poema de Cummings, todo el taller dice: "...llevo tu corazón conmigo (lo llevo en mi corazón)", y así será siempre. nadie que haya escrito las páginas que tan vívidamente recordamos, se va del todo. Mucho de él ha quedado entre nosotros.

Publicado por Marta Ortiz

lunes, 24 de agosto de 2009

CONTENIDOS TALLER DE LECTURA

Imágenes del Purgatorio y del Paraíso en la Commedia de. Dante

Divina Commedia - Paradiso e Purgatorio - Gustave doré

domingo, 9 de agosto de 2009

POETAS DEL TERCER MUNDO (10/08/2009)

EN EL MARCO DEL XVII FESTIVAL DE POESÍA


El Festival de Poesía de Rosario invita a su Escuela de Poesía

Como parte de las actividades del próximo Festival Internacional de Poesía de Rosario, el poeta Daniel Durand (Concordia, 1964) dictará una Escuela de poesía y edición, en que analizará textos de poetas contemporáneos e incluso textos de los participantes en el curso.

La escuela se desarrollará entre el 16 y el 18 de septiembre, en la Biblioteca Argentina. Los interesados en participar deberán inscribirse dirigiéndose a talleresdelfestival@gmail.com.

Según el programa (se puede consultar en http://www.festpoesiarosario.com.ar/escueladepoesia.html), el primer día tendrá lugar la “apertura y llamado a las musas” con un recitado de memoria de Long legged fly (mosca de largas zancas) de W. B. Yeats. Tras una introducción sobre poesía contemporánea, Durand analizará poemas de Elizabeth Bishop y John Berryman.

En las restantes jornadas, se abordará la obra de Ricardo Carreira, los vínculos entre poesía y artes plásticas, la poesía argentina de los 90 y se tratarán “algunas ideas sobre autoedición y el mundo editorial alternativo contemporáneo”. Cada una de las reuniones finalizará con lectura y análisis de textos de los participantes.

Durand es autor, entre otros títulos, de El Krech, El cielo de Boedo y Ruta de la inversión, libros que lo situaron como uno de los autores más importantes de la poesía argentina contemporánea. También se desempeña como editor: fundó la editorial Deldiego y la revista 18 Whiskys y actualmente codirige la editorial Colección Chapita. En el campo de la traducción, publicó versiones de Delmore Schwartz, John Berryman y Tu Fu, entre otros autores.


martes, 4 de agosto de 2009


Ciclo de lectura de poesía
el martes 4 de agosto, a las 20
Bar Subsede, San Lorenzo y Entre Ríos.
Leerán los poetas:

Alejandra Merello,
Leandro Llull
Alejandra Méndez

Presentaciones: Roberto Lobos.
Las próximas mesas de lectura se conformarán con los poetas asistentes.

lunes, 3 de agosto de 2009

LA NIEBLA


Las relaciones con Susana no marchaban por los mejores rieles. Muy abierto yo y muy cerrada ella, sus prejuicios fueron minas que como en las guerras explotan llevándose vidas.

Creíste que yo era una propiedad tuya, un muñeco al cual podías mover de un lugar a otro y si por un capricho cruzaba por tu mente, tirarlo al tarro de la basura. Independiente siempre fui, mientras vos imaginaste que alguien llegaba hasta tu vida para jugar con tu mazo de cartas, tan marcadas como vos.

Decidí hacer un viaje por dos meses al Brasil. Disfruté de las victorias del Santos como también sufrí las derrotas. Caminaba por las playas, gozaba del sol de Río y el de Sao Pablo también mis ojos se perdían en el cielo y las aguas de Bahía.

Cuando pasaron los dos meses traté de no hacerme preguntas para evitar las respuestas. Ya en el avión quedé envuelto en un profundo y plácido sueño.

Abrí la puerta del departamento. Lo primero que hice fue saber si había mensajes con la voz estúpida de esa muchachita: –usted tiene mensajes nuevos-. Había algunos de mis primos de Pérez, del Chaco, y -no podía faltar-, el de Susana.

Cuando nos encontramos, sentados en un bar del Parque Independencia, le dije:

-Esto no va más, tenemos pensamientos opuestos, caminos que no se juntan, y en una pareja no se debe hacer los caprichos de uno sino los sentimientos de los dos. Nací para ser pájaro con la libertad de volar, tomar agua junto a los cordones de la calle. Cantar en primavera y tal vez morir en otra primavera cuando despiertan las primeras flores.

Ella se levantó con su orgullo. Era la primera niebla que le impidió ver cómo la felicidad escapaba de su vida como el barrilete que corta el piolín.

La segunda niebla fue subir a tu auto, era una fría mañana y era dificultosa la visión, pero tus ojos ya estaban ciegos cuando tu cuerpo quedó recostado sobre el volante mientras la bocina seguía con su sonido y yo. . . quedé con mi silencio y mis manos vacías.

Por Guido Orofino