jueves, 3 de febrero de 2011
GRINGO PATAGON
- Vamos, es tu cumpleaños! Cómo no vas a festejar? No todos los días se cumplen treinta años!
Iván palmeaba la espalda de su reciente adquirido amigo, que también era su rival para el puesto de gerente regional de la compañía.
- Mañana tenemos el test...aunque supongo que si ninguno de los dos está fresco, no vamos a sufrir competencia desleal....
Los dos rieron.
- Vamos un rato al happy hour que abrieron la semana pasada. Me dijeron que van unas minas espectaculares.....
Guillermo lo miraba, sonriendo, resignado, sabiendo que no podría decir que no. El afán de conquista se había convertido en un vicio, como el alcohol y el cigarrillo. Igual que una droga, que le permitía escaparse.
Aceptó la invitación, como no podía ser de otra manera.
Iván, triunfante, lo tomó del brazo y lo invitó a su auto, deportivo, recién comprado, con su sueldo de la compañía.
Luego de varias copas, las luces comenzaron a brillar con más intensidad. Había ya oscurecido y su imaginación se desataba precisamente a esa hora, aunque no hubiera tomado con Iván.
Empezó a pasear su mirada por el ambiente, saturado de humo y música y se detuvo en una persona, una chica, que estaba hablando con otra en la mesa al lado de la suya. No oía lo que decían, pero ambas gesticulaban y movían las manos expresivamente.
Sin duda, se estaba fijando demasiado y ella le devolvió la mirada con altanería. El, medio borracho ya, bajó la vista, incómodo. Iván, que se había dado cuenta enseguida, sugirió:
- Querés que invitemos a las chicas de al lado? No lo olvides, es tu cumpleaños, aunque no lo quieras festejar...
Guillermo se levantó, procurando caminar normalmente y encaró a las dos chicas.
Ahora que la miraba más de cerca y de frente, sintió que su empaque se derretía bajo su expresión indiferente. Se arrepintió de su impulso, se hizo el distraído y pasó de largo, hacia el baño. El alcohol le hacía ver visiones. Creía ver mujeres atractivas cuando no había otra cosa que chicas fáciles y baratas. Aunque Iván lo tratara de cobarde y paspado, estaba decidido a irse a casa y terminar su día durmiendo, que bien lo necesitaba.
Pero , cuando volvió a la mesa, se encontró con que su amigo, que invariablemente arrugaba cuando se trataba de mujeres y que tenía terror a las peleas con su novia, estaba sentado al lado de sus dos vecinas, charlando amigablemente. Por naturaleza, era incapaz de quedarse callado y se puso a contar chistes, y a imitar a su jefe en las reuniones de directorio, cuando se paralizaba en presencia del dueño de la compañía y contestaba pavadas.
Era curioso; su jefe se transformaba en un ogro en presencia de sus subordinados y se volvía un pobre tipo en presencia de sus superiores.
Iván se moría de risa, mientras apuraba el café.
- Qué iban a hacer esta noche? – preguntó cuando, al fin, cuando Guillermo hizo una pausa.
- Nada.... nos íbamos a casa, a dormir.
- Oh, no! Hoy es el cumpleaños de Guille, por eso estamos aquí. El no quería ningún festejo, pero yo quiero que hagamos algo....No quieren ir al teatro?
Y a propósito... no nos hemos presentado. – Iván se ocupó de las presentaciones y así Guillermo se enteró que aquella que se atrevía a despreciarlo se llamaba Mayra y su amiga, amable y condescendiente, Sofía.
- Bueno, no nos han dicho qué les gustaría hacer.
Sofía miró a Mayra de reojo.
- Nos gustan mucho los kartings – dijo con una sonrisa culpable – Cuando podemos, corremos carreras.... (Iba a decir “cuando tenemos plata” pero se corrigió a tiempo y casi no se notó)
Guillermo miró la hora.
- Está bien, si nos apuramos podemos llegar antes que cierren.
Mayra corría con una determinación feroz, pero no podía contra la de Guillermo, de ganar a toda costa. La encerró y logró sacarle unos centímetros de ventaja en el último metro.
- Traidor! Tramposo!
Guillermo se bajó del karting. Todo daba vueltas a su alrededor y se sostuvo disimuladamente de la puerta.
Cuando la dejaron en su edificio, Mayra saludó fríamente, mientras Guillermo se bajaba tras ella.
- Quisiera volver a verte – susurró al viento.
- Mejor volvé al auto.... en el estado en que estás, no sabés ni lo que decís.
- Nunca antes me había pasado esto.... debe ser el stress.
- O el alcohol – dijo Mayra – Si no te aguantás, no tenés que tomar.
- Por favor, Mayra! Si no querés volver a verme, no tenés más que decirlo...
- Precisamente, lo que iba a decir.
- Bueno, no lo acepto. Hoy me viste en mi peor día... pero dame una oportunidad, una sola....
Ella suspirò.
- Está bien.- dijo con resignación.
por Silvia Pavía
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5 comentarios:
Chicas, publiqué el primer capítulo de una novela de 70 páginas que estuve escribiendo desde hace bastante. Tiene algo de fantástico, pero sólo lo van a ver después de la pag.25, está basada en una leyenda mapuche. Voy a publicar un capítulo cada semana aver qué les parece, y quisiera ver cosas en el blog aparte de lo que publicó Romina y Amancay.
ROMINA: vI la animación exquisita, me encantó. No sabía que eras de Galvez, mi papá también nació ahí, no sé si quedan Pavías y Baudrinos todavía.
Amancay: como siempre, un lujo leer lo tuyo.
Que lindooo... quiero el segundo capítulooo!!! ^^
Ya va Romi... todos los jueves voy a subir un capítulo. Gracias por tener la paciencia de leerme, un beso grande!!!
buen ritmo, como siempre, Silvia. le sacaría algún adv. en mente muy cliché, como "movían las manos inexpresivamente", es más elocuente la frase "movían las maanos". gracias por sostener la llama encendida, Marta O
Es mi defecto! Qué le vamos a hacer... voy a releerlo todo y a hacer una pequeña poda... Gracias, Marta
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