domingo, 29 de junio de 2008

DE LA SOLEDAD Y EL ACTO DE ESCRIBIR


Para la reflexión y el debate …

por MARGUERITE DURAS

He conservado esa soledad de los primeros libros. La he llevado conmigo. Siempre he llevado mi escritura conmigo, dondequiera que haya ido. [….].
La soledad de la escritura es una soledad sin la que el escribir no se produce, o se fragmenta exangüe de buscar qué seguir escribiendo […].

Escribir: es lo único que llenaba mi vida y la hechizaba: Lo he hecho. La escritura nunca me ha abandonado.

La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. Mi casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada del estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir. […].

Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, volver a encontrarse, delante de un libro. Una inmensidad vacía. Un libro posible. Delante de nada. Delante de algo así como una escritura viva y desnuda, como terrible, terrible de superar. Creo que la persona que escribe no tiene idea respecto al libro, que tiene las manos vacías, la cabeza vacía, y que, de esa aventura del libro, sólo conoce la escritura seca y desnuda, sin futuro, sin eco, lejana, con sus reglas de oro, elementales: la ortografía, el sentido.

Tomado de Escribir, Marguerite Duras, Tusquets, Buenos Aires, 2006

4 comentarios:

Las tramas del taller dijo...

Qué bello. Porque así siento mi casa "mi nueva casa". Y uno se pregunta cómo hay otros que escriben y pueden transmitir lo que uno siente? Con tantas palabras justas, ni más ni menos. Sencillamente "las profundas", "las que llegan".
Es cierto, escribir "hechiza". Muchas veces uno divaga con el leer y olvida el escribir. Cómo hemos comenzado, qué nos motivó a hacerlo, y cuánto ponemos en ese acto maravilloso de llevar los sentimientos, los colores, los sentidos y así "mover las historias" las nuestras y las otras, las de nuestros personajes.
Susana Ballaris

Las tramas del taller dijo...

Los sentimientos y las definiciones acerca de escribir, son compartidos en cada relato que logro asomar al papel. En cambio la soledad no, por el contrario, escribir me hace sentir menos solo y necesito ver gente, compartir con alguien las ideas que se van transformando en historias, que lean y opinen sobre lo que escribo. En fin, la soledad creo que es un estado de ánimo y no es el que generalmente me acompaña, aunque hay momentos en que la elijo y sé disfrutarla.
Oscar

Las tramas del taller dijo...

¿Se dan cuenta lo poderosas que son las palabras? Aunque nuestros sentimientos sean diferentes, al escribir, tal como lo plantean Susana y Oscar, igualmente podemos asociarnos en la lectura de Duras y releer su texto en nuestros propios escritos, de acuerdo o no con ella y reinventar lo que nos propone desde adentro y con nuestro propio lenguaje.
Un gran consuelo para mí: que le llevó 20 años escribir lo que escribe. Sigo escribiendo, entonces.
Norma

Las tramas del taller dijo...

Para mí escribir es como lograr que explote algo que estaba como en custodia, desconocido dentro de mí, para mí misma desconocido, pero latente, y al eplotar o explayarse ese contenido, nace una compañía nueva y necesaria, que juega copnmigo durante un tiempo X, imposible de medir de antemano. Y aunque necesito esa soledad que menciona Marguerite, nunca dura mucho tiempo porque elegí no vivir sola y ¿erá por eso que caigo cada vez más en el microrelato, por las interrupciones intermitentes? De todos modos, aunque la necesito, pocas veces me siento más acompañada que cuando escribo, tanto es así que si alguien entra y me habla, me parece que ha llegado de otro mundo, de otra dimensión...
Marta O