domingo, 18 de mayo de 2008

EL DÍA QUE CONOCÍ A FELLINI

(imágenes google-ubicación original: www.diversica.com)

Él estaba con Madonna. Yo no la conocía. Tampoco a Federico.
Era como una fiesta. Había mucha gente, música, se habían disfrazado con ropas de colores y todo eso sucedía en mi casa. No estoy segura si en la isla o en el pueblo.
En mi casa, esa casa, se hacía la comida. Ahora me parece que filmaban una película. Yo nunca estuve donde se filma una película, pero es como si siempre hubiese estado allí. Todo me era familiar. Sé que cocinaban un menú con salsas o tucos; acaso fueran pasta –no lo sé-, yo veía la salsa roja y humeante. No había una mesa tendida pero sé que iban a comer.
Fellini sentado en una silla de tijera y delante de él, de pie, Madonna vestida al estilo de Eva Perón con un traje rojizo-bordó, flores en la solapa y un sombrero con tules en la cara. A su lado yo, en cuclillas, frente a Federico.
Entonces él le habló a Madonna en francés pero ella parecía no entender lo que él decía, y se fue enfurecida.
Yo, de frente a las piernas de Fellini, observaba la escena y casi me muero de asombro cuando dirigiéndose a mí, sonrió divertido y me dijo: se enojó porque no entiende francés.
Me quedé mirándolo embobada y entonces él se inclinó hacia mí, con sus manos me tomó por los hombros y me besó en la boca…
¿Acaso no es un sueño perfecto?


Angélica Larrea

2 comentarios:

Las tramas del taller dijo...

Existen sueños que con el tiempo ya no sabemos si fueron sueño o producto de la vigilia, se amasa una nueva realidad incierta, carne de ficción...Haberlo conocido en la dimensión que él haya querido habitar, ya parece un milagro, tratándose de Fellini.
Marta

Las tramas del taller dijo...

Angélica:

Todo parece estar en un rojo. La salsa, el traje y el beso. ¿acaso, la flor en la solapa también es roja?.
Susana Ballaris