sábado, 31 de mayo de 2008
EL RITMO (según Virginia)

jueves, 29 de mayo de 2008
INTRIGA CIBERNÉTICA

Repasó las noticias con desgano. Lo de siempre; nuevos accidentes en la ruta, políticos que dicen y se desdicen, el conflicto con el campo, estudiantes que agreden a los profesores. Entonces pasó a la cartelera. Recorrió con el dedo índice las negras columnas. Ninguna película que le gustara., salvo ese film norteamericano con Richard Gere que tenía muy buena crítica. Cerró el diario y lo colocó encima de la heladera. Fue al estudio. Aquella era la habitación que más le gustaba. .Estantes llenos de libros, posters de películas en las paredes, portarretratos con fotos de la familia. Se puso los anteojos y se sentó frente a la computadora. Con los dedos a punto de presionar el teclado se acordó del agua que había puesto a calentar. La dejó prendida y se preparó unos mates.
Fijó la vista en la pantalla. Alguien intentaba comunicarse con ella. ¿Sería su admirador desconocido? Abrió el Messenger: “Hola preciosa. Te he escrito varias veces pero aun no he tenido respuesta. ¿Podré chatear con vos alguna vez?”
Nerviosa, Delfina se enderezó en la silla. Luego pulsó las letras con rapidez: “¿Quien sos? Mirá que sos insistente. Soy una mujer muy ocupada, no pierdo tiempo con gente cargosa”.
La respuesta no se hizo esperar: “vaya, vaya… ¡Qué mal genio! ¿Así sos con todos?”
Se sacó los anteojos. Miró hacia el techo y respiró hondo. Estaba intrigada. Se tomó su tiempo para pensar. Intentó escribir pero se arrepintió. Un nuevo mensaje: “¿Estás ahí todavía? Solo te pido cinco minutos de tu vida. Estoy muy solo. He leído tus artículos del diario y me identifico con vos”.
Ella se desmoronó. Su primer admirador cibernético.
“Bueno, confieso que me ganaste. Hace muy poco que escribo pero ¿de veras te gustan mis columnas?”. Y él: “Por supuesto. Me gustó mucho lo que escribiste sobre jugarse por lo que uno piensa. La frescura de tus palabras me conmueve. Adivino que sos muy joven”.
“Sí, y muy pero muy sexy. Ahora quiero saber algo de vos.”
“¿Qué te puedo decir? Soy cuarentón y algo chinchudo. Heredé una gran fortuna y me dedico a gastarla. Me llamo Facundo, pero prefiero que me llames Guasón.”
“Acaso sos como el de la película?”
“Nada que ver. Soy más bien un Batman en lo hondo de mi corazón. Me gusta socorrer a las personas. Y vos sos mi Gatúbela.”
“Bueno, te tengo que dejar. Chateamos mañana a la hora del almuerzo.”
“Entendido. A las doce y media en punto. Chau hermosa, mi Gatúbela argentina.”
Delfina cerró la sesión y se fue a duchar. Estaba invitada a almorzar en lo de sus padres. Después iría al cine con una amiga.
El lunes se levantó para ir al trabajo. Estaba eufórica. No podía dejar de pensar en su admirador anónimo. La seducía volver a chatear con él.
Le resultó difícil concentrarse. No veía la hora de llegar a casa y prender la computadora. A las doce y cuarto terminó de escribir un artículo y despidiéndose de todos se retiró.
Pasó por una cafetería y compró un sandwich. No quería perder tiempo.
Cuando terminó de comer se instaló frente a la computadora. Esperó y esperó. Pero nada sobre la pantalla. Escribió: “¿Estás ahí?” Sin respuesta. Finalmente se levantó y fue a su dormitorio, ¡qué me importa! Es un aburrido que se divierte con personas ocupadas como yo.
Se lavó los dientes y se peinó. Tomó su cartera y partió nuevamente para la oficina.
Era aún muy temprano. Aprovecharía a terminar un informe. Cuando lo completó aún no había llegado nadie. Entró a la oficina del jefe. Dejó el informe sobre su escritorio. ¡Qué raro! La computadora estaba encendida. No pudo evitarlo y miró la pantalla. Leyó: “Querida Gatúbela , perdón por la tardanza. Aunque no lo creas estuve trabajando. Ahora tengo que encontrarme con un amigo. Nos comunicamos esta noche a las diez. Te espero en la compu. No me falles. Tu Guasón.”
Victoria Pesado Castro
miércoles, 28 de mayo de 2008
LECTURA RECOMENDADA
“Escribir una novela es también una manera de comprometerse”
CÓMO CANTAR DE AMOR

El espejo duplica la sonrisa al mover los labios para contarle tu secreto.
Tu imagen se convierte en canto y el amor en un misterio reflejado.
Debés entonces abrir la boca hasta agrietar la garganta de sonidos para cantar el canto, cantar en rojo, cantar el miedo hasta sentir lo frágil de una espera. Si estás enamorado y decidís atravesar el mar o los rincones para hallarlo, debés cantar ante los muros o los muelles. Si sólo encontrás un beso golpeado en una esquina, cantá con furia para que no te pertenezca.
Cuando el atardecer naufraga sobre las copas de los árboles, te gustará cantar en vértigo o en verde agudizando. Si al final de todo sufrís de desamor en primavera, cantá la soledad en sostenido o en sordina y para ahuyentar la muerte tendrás que buscar un canto espiralado.
Publicado por Marta Rodríguez
lunes, 26 de mayo de 2008
Hola, amigos del blog
Tarde de nubes acorraladas y viento ahogado, por no poder dar vuelo a sus bocanadas.
Qué bueno estar juntos al abrigo dentro de este sitio. Y todo porque alguien se puso a frotar piedras más piedras y dejó caer alegres chispitas.
¿Qué tomamos? ¿ café?. ¿Con azúcar?
No estarían mal unos mates...
Es la hora justa.
Susana
EL CUENTO

Todas las noches ocurre lo mismo. Es casi un ritual. Sentado en mi sillón de algarrobo, casi tocando el piso, voy armando tiempos vivientes.
Todas las noches me hundo en el sillón de algarrobo como en un campo de estrellas y hago los mismos movimientos. Y la mirada que emana de mi cuerpo, mientras se enciende la madrugada, va prendiendo, enumerando como al descuido: un tazón estampado con sus orillas chorreando café y humo, voces en las guías telefónicas luego de las nueve de la noche, a la izquierda textos y textos a medio leer envueltos en tinta de birome negra, anotaciones varias en trozos de revistas, hojas blancas donde garabateo pasajes secretos de mis cuentos cortos con sus esquinas húmedas por alguna espiral de café todavía sin beber. Y frente a mí el cuadrado donde se suceden miles de marquesinas y hasta se pueden ver flores púrpuras que pierden su agua en las banquinas.
Luego, cuando pasan las horas mi cuerpo toma impulso y camino, mientras en el interior siento a mi otro yo que permanece tirado, perezoso, silencioso.
Todo está envuelto en la noche que golpea fuerte y oscura en mi ventana de madrugada.
Más tarde, tras el impulso, recorro unos metros y llego hasta el baño donde con los huecos de mis manos baño a mis ojos y quedan pálidos como lavados por una lluvia. Están exhaustos de tanto vivir personajes ajenos y es allí que encuentro arrugas sobre la frente, fruto de cicatrices, huellas, marcas, tatuajes.
No me reconozco.
He terminado el cuento en medio de la madrugada y al recostarme sobre la cama mi personaje cierra los ojos.
Susana Ballaris
domingo, 25 de mayo de 2008
NOSOTROS TRES

Imagine un pueblo con un campo de lavandas. Y el pueblo, reflejado en el cielo..
Pocas casas, una capilla con una simple cruz en lo alto, una calle, una plaza con algunas hamacas, una calle larga con vestigios de lluvias en sus alcantarillas, y debajo de las alcantarillas saben cantar las ranas y a su alrededor una espuma azulverde.
Y en las orillas, el mundo. Allí, estamos los tres.
Él, con su camisa blanca, tan blanca. Ella, con su vestido amarillo, tan amarillo.
Y yo, detrás, más alto que ellos dos con mi único deseo, el de aspirar el fuerte olor a viento y permanecer así, de pie, como abrazando al paisaje.
Ellos, en cambio, se recuestan sobre el campo cuan largos son y allí explota el aroma, surge, haciendo que todo mi yo se emborrache de placer, y el perfume se arrastre hasta los escondites más inverosímiles de la tierra y hasta parece que hay un vaho grisáceo, en el espacio.
En el campo de lavandas todo es plano, todo está quieto. No hay arbustos, no hay raíces, no hay límites, solamente se ven pasar tres nubes pesadas como si fueran otros campos, otras lavandas, otros aromas.
De vez en cuando una bandada de pájaros pasa sobre nosotros tres.
Él y ella, están así medios adormecidos, hablan tan bajo que apenas los escucho, pero guardo distancia, no puedo hacer nada por ellos.
Me quedo así, estático, mientras la tristeza nos inunda.
Están con los ojos fijos en el sol mirando los caminos que recorre hasta llegar a la tierra.
No hay sonidos.
Apenas, algún ronco motor, lejano, muy lejano corta la tarde.
La tarde de mayo.
Se levantan. Se alisan la ropa. Lo hacen en forma lenta. Casi ni se miran.
Yo, no sé qué hacer, ante tanta desolación.
Ponen los pies en la espuma de las lavandas y caminan. Los dos parecen sentirse vencidos.
Los veo llegar al pueblo. Ella, entra por el ala izquierda. Él, por la derecha.
Y en el medio de la calle, la capilla con una cruz en lo alto.
Yo, esperaré.
Me siento, confundido, un poco culposo, quise decirles tantas cosas y al fin no les dije nada.
La tarde espera a la noche y la noche a las estrellas.
El pueblo con su campo de lavandas tiene pocas casas, una plaza con algunas hamacas, y en el medio del campo de lavanda hay un solo árbol, el único.
Más alto que el hombre de camisa blanca y la mujer de vestido amarillo.
Un árbol, que en primavera, se llena de flores blancas, muy blancas.
Y en el otoño, sus hojas se vuelven amarillas, de un intenso color amarillo.
¡Nosotros tres!
Susana Ballaris
EL HOMBRE CON SACO Y SOMBRERO

Hablaba de la partida de un padre y recordé a mi padre en su partida.
Me enterneció cuando la protagonista al fin sola, pudo ver su sombra en la pared a través del contraluz y recordé a mi padre sentado frente a una ventana que miraba la calle. Y en la lectura también se rememoraba un ventanal.
Encontré las ciruelas rojas y recordé cuando bajo el ciruelo morado heríamos a los frutos con nuestros dientes y caían gotas de jugo sobre el caminito angosto de cemento, en la casa de mi padre.
Y luego vinieron los jazmines. Y me pareció aspirar el aroma de los árboles cuajados de luz blanca que se abrían en los noviembres al lado de mi pieza de dormir.
Y así, dentro de las hojas solitarias con letras negras fui deletreando; la sombra, el ventanal, las ciruelas, los jazmines, y al finalizar las imágenes, me pregunté: ¿quién habrá contado la historia de mi padre a la autora?
Susana Ballaris
Feliz día de la patria
Es nuestro primer encuentro en un día de himno nacional, escarapelas en el pecho y banderas al viento!
Susana Ballaris
Pasión Colectiva

Los años pasaron, las carnes cayeron, la piel se arrugó.
Los jóvenes de esa época hacían su debut sexual, con alguna prostituta.
Con ella no, su dignidad no se lo permitía. Era recatada y si alguna vez salió con un hombre fue porque le gustaba.
Su trabajo era, avanzada la noche, hacer un stripe tease. Las turbias miradas se pegaban, entre el humo de cigarrillos y los vahos agrios del alcohol, en esa mujer llena de subsistencia, entusiasmo, gordura. Se callaban las risas. Se amortajaban las luces
Movía su grueso cuerpo al compás de un blues de ritmo melancólico, pero ¡con qué gracia se iba quitando una a una la ropa! Cada prenda sacada provocaba un aullido estremecedor entre los parroquianos. Su boca sonreía. ¡Aún sigo viva!
El rímel chorreaba por sus pómulos: lloraba ¿de alegría o de tristeza?
Se llamaba Rita y la apodaron “La Salvaje”
Nidia Niemann - 2008
jueves, 22 de mayo de 2008
ARTE POÉTICA

Un taller de narrativa ¡qué paradoja!
La poesía se reporta, no cede su lugar,
brilla y baila sola, donde esté.
Marta
Jorge Luis Borges
Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre. La poesía
vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.
miércoles, 21 de mayo de 2008
Gente necesaria
Una vez una amiga me lo regalo, yo quería hacer los mismo con ustedes...
Gente necesaria
Autor: Hamlet Lima Quintana
Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales
que con solo sonreír entre los ojos
nos invitan a viajar por otras zonas
y nos hacen recorrer toda la magia
Hay gente que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa
sirve el puchero, coloca guirnaldas
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta los confines del alma
alimenta una flor, inventa sueños
hace cantar al vino en las tinajas
y se queda después como si nada
Y uno se va de novio con la Vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente, que es así.......tan Necesaria
MS
Ruiseñores de Gelman

http://www.palabravirtual.com/bio.php?ir=ver_video2.php&wid=79 Imperdible como todo Juan Gelman...
MS
martes, 20 de mayo de 2008
Para pensar

lunes, 19 de mayo de 2008
Mi laberinto

Es de papel. Un largo papel cuadriculado.
Busco escapar. Naufrago en los intentos.
Las salidas están cubiertas de números. Los corro para pasar primero, se superponen, los distraigo, me apresuro y avanzo. Por aquí no es.
Cambio de dirección, aparece un túnel lleno de ceros, me dominan y queman mis pies para que no camine.
Me convierto en paloma y vuelo alto. Dejo atrás un debe y un haber, un balance con números torcidos, una liquidación de impuestos, leyes que modifican la historia, pero de pronto una pared me destroza las alas y voy cayendo en distintas galerías.
Vuelvo a buscar la puerta que debe estar abierta.
Al fin la encuentro. Oigo un rumor de vocablos.
Allí me esperan las palabras.
Se transforman en mareas alegres, tristes, sonámbulas, histéricas. Me hablan en quechua, en francés, en castellano. Les pongo música de Chopin y de Discépolo, hasta hacerlas reír, bailar, cantar.
Las quiero mágicas.
Marta Rodríguez
ODA A OPERA PRIMA

Sos desierto de arena absorbiendo incansable
gotas que brotan saladas de mi interior dolido.
Sos tierra firme germinando mis semillas
salidas del alma emancipada a llenar hojas blancas.
Sos caja musical regalándome acordes
que endulzan las expresiones entretejidas.
Sos palabra a tiempo
para silencios vacíos.
Sos almohadón mullido, hueco de pecho y hombro
en el que apoyo mi cabeza para aliviar desiertos de fantasías.
Sos usina generadora de atrevimiento
para no dejar de narrar los caminos de la vida.
Sos carcajada, soplo, ventarrón de tintineos
que abre el corazón desde adentro
en cada encuentro y reflexión.
Sos vida, proyecto, amarra en puerto seguro,
empujón, fe, espejo de ficciones.
Sos para siempre eterno, mío, nuestro, de todos,
Oscar Daniel Tartabull
domingo, 18 de mayo de 2008
EL DÍA QUE CONOCÍ A FELLINI

Él estaba con Madonna. Yo no la conocía. Tampoco a Federico.
Era como una fiesta. Había mucha gente, música, se habían disfrazado con ropas de colores y todo eso sucedía en mi casa. No estoy segura si en la isla o en el pueblo.
En mi casa, esa casa, se hacía la comida. Ahora me parece que filmaban una película. Yo nunca estuve donde se filma una película, pero es como si siempre hubiese estado allí. Todo me era familiar. Sé que cocinaban un menú con salsas o tucos; acaso fueran pasta –no lo sé-, yo veía la salsa roja y humeante. No había una mesa tendida pero sé que iban a comer.
Fellini sentado en una silla de tijera y delante de él, de pie, Madonna vestida al estilo de Eva Perón con un traje rojizo-bordó, flores en la solapa y un sombrero con tules en la cara. A su lado yo, en cuclillas, frente a Federico.
Entonces él le habló a Madonna en francés pero ella parecía no entender lo que él decía, y se fue enfurecida.
Yo, de frente a las piernas de Fellini, observaba la escena y casi me muero de asombro cuando dirigiéndose a mí, sonrió divertido y me dijo: se enojó porque no entiende francés.
Me quedé mirándolo embobada y entonces él se inclinó hacia mí, con sus manos me tomó por los hombros y me besó en la boca…
¿Acaso no es un sueño perfecto?
Angélica Larrea
CICLO: LA POESIA EN LOS BARES
continuará el ciclo LA POESIA EN LOS BARES, encuentro organizado por el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario. En esta oportunidad leerán:
La cita es en el bar la SUBSEDE, Entre Ríos y San Lorenzo.
DESAMPARO

Susana Ballaris
sábado, 17 de mayo de 2008
HOLA, HOLA!!!!
¡Qué bueno, porque ya estoy atrapada dentro del blog por obra y arte de Marta Ortíz!
Si me pongo a pensar que este será el lugarcito donde los pensamientos se extrapapelarán con las palabras, nuestras, tuyas, mías. Es entonces, señora Marta Ortíz, que le comento que estoy refeliz, rerealizada, y reorganizada. Este blog será nuestro espejo. Sé que tendrá tanta luz que nunca estaremos a oscuras. Hola, Hola. ¿estás allí Marta?, hola, hola, ¿están allí?
Susana Ballaris